sábado, 26 de junio de 2010

Con quienes

El martes pasado a primera hora, participe de la jura de la bandera en la escuela 26 de San Isidro junto a su Directora Ema Oliva Day y a Valdimiro Curzi, con quién donamos una bandera de ceremonia.

El motivo de mi visita no fue la entrega de la bandera, sino inscribir a los niñ@s indocumentados tal como lo venimos señalando desde hace un largo tiempo. Argentinos sin DNI y también, inmigrantes sin regularizar su situación documentaria.

Me impacto favarablemente encontrar que la abanderada de la escuela y parte de sus escoltas, sean niñas inmigrantes, ya que nuestro país tiene una historia al respecto que nos honra a todos.

La escuela pública es el ámbito por excelencia para el desarrollo de políticas de inclusión, pero también se la usa en la retórica sobre el compromiso político y las ideas orientadas hacia la igualdad. Sin embargo hay que señalar que mientras muchos hablan de eso, sus hijos asisten a escuelas privadas y miles de personas han desistido de enviar sus hijos a las escuelas públicas.

Muchos de mis amigos también lo hacen y cada uno de ellos tienen sobradas razones. ¿Porque no deberían hacerlo? ¿Quién lo prohibe? Todos buscan lo mejor para la descendencia y hoy la escuela pública no se los garantiza.

En nuestro país el esfuerzo en la política se centra en el corto plazo y las estrategias son todas en pos de los objetivos particulares de un grupo de personas, en algunos casos solo de uno. Pero de como lograr una sociedad sin desigualdades y bancar el largo camino que eso significa, poco o nada.

Nosotros trabajamos para lograr la igualdad de oportunidades, para hacer visibles a los invisibles, por un mundo sin fronteras y por el futuro.

Pero ¿Que buscamos? Buscamos construir algo que nos supere a nosotros y que supere nuestros deseos inmediatos, algo que toque la fibra intima de las personas y nos pase por encima.

No se como ni se por donde o cuando se empieza. Pero si se con quién se hace, se hace con los que necesitan de otros, con ellos se hace. Ellos deben recordarnos siempre para que hacemos lo que hacemos. Es largo el camino, podemos.

viernes, 11 de junio de 2010

Lo que somos

El colectivo del que formo parte esta en la calle, toma contacto con la pobreza para cambiarla y puja por otra agenda política.
La nuestra es una disputa por el relato sobre los derechos humanos, hacemos política y entendemos que la nuestra es una larga lucha.



Estamos construyendo un movimiento que ponga a los jovenes en el centro de la escena. En nuestro paìs del pasado ya hay quién se ocupa y el presente tiene miles de voceros.

Pero del futuro, del futuro nadie habla. En eso estamos nosotros.
Construyendo una agenda para el mañana, con los protagonistas, junto a ellos y con ellos.
Nada pero nada nos detiene. Vamos a lograrlo

martes, 1 de junio de 2010

La economía del delito

En una nota que me realiza el semanario Prensa Libre tratamos de hacer visible la realidad de la población carcelaria de la Provincia de Buenos Aires que está compuesta en su gran mayoría por jóvenes que no pasan de los 27 años y son hijos de la pobreza.

La nota refleja el taller que hace unos días brindamos sobre la Constitución Nacional y la división de los poderes del Estado. Cada día se fortalece la idea de elaborar un sistema integral de seguridad que presuponga que el combate contra la inseguridad no pasa por aumentar la represión sino por un enfoque integral que debe comenzar en las escuelas, seguir con el entorno familiar de las personas que entran a las carceles y finalmente con los ya presos “trabajar sobre el día después: el día de la libertad”.

El problema comienza en la población escolar, hay una cantidad de niños que están dentro del sistema educativo y en los primeros años se ve el nivel de violencia en el que viven. Allí debe estar la primer contención, ese niño en general termina siendo expulsado del sistema escolar. Ya en la calle forma parte del ejercito de reserva del delito

El otro eje a tener en cuenta es el entorno de la persona que pierde su libertad, ya que allí comienza a funcionar la red de la economía del delito. Un pibe de 18 años va preso por primera vez por un robo menor: Le dan seis o siete años. Es un costo para la familia. La mamá nunca deja de ir a verlo, llevarle comida, cigarrillos. Esa mamá termina aceptando que otro hermano traiga un dinero extra, la primera vez le recrimina, le pega un cachetazo, pero después sabe que lo necesita.

Allí comienza el “circuito vicioso del delito” en el que están involucrados el sistema carcelario, los agentes penitenciarios y abogados inescrupulosos donde vemos familias que se desintegran para poder ayudar a sus hijos detenidos. Roba, va a juicio, lo meten preso. Pasa un tiempo y siempre aparece un abogado que le dice a la mamá que si le consigue “x dinero” para Navidad se lo "saca”.

El desafío es conformar un relato político que los incluya, que los interpele, que los movilice y los tenga de protagonista. Estamos ante personas que se imaginan que su único destino es estar presos y hay que cortar con el espiral de desigualdad.

Nosotros tenemos algo para hacer, en eso estamos